Puede no gustarte, pero no puedes detenerlo

Hoy vi en las noticias que el ministro de Transporte y Telecomunicaciones, Andrés Gómez-Lobo, citó a un equipo multidisciplinario de expertos para que decidan qué hacer frente al “tema” de Uber y Cabify, algo que aunque no te guste, no puedes detenerlo.

Es pavoroso pensar que dejamos en manos de esas mentes brillantes las decisiones sobre políticas públicas del país, me produce vértigo.

Para tranquilidad de la ciudadanía, este comité interespacial de sabios, le sugerirá al Ministerio de Transporte qué líneas de acción tomar frente a Uber. Lo anecdótico es que cuando estos seres inmateriales bajen del Olimpo con su halo sobrenatural, para dictaminar la nueva sentencia milenaria. Uber ya habrá mutado a un nuevo concepto, nuevo servicio o habrá sido superado por otro jugador más astuto y rápido que el susodicho.

Es de esperarse que, en ese escenario apocalíptico, el Ministro llame a un segundo comité, luego de lo cual, eventualmente una aplicación de intercambio o trueque de viajes estará funcionado, superando a Uber.

Uber te puede molestar, parecerte injusto y desagradarte la idea de que una aplicación móvil esté por sobre el marco jurídico que, dicho sea de paso, se cae a pedazos, desprestigiado por sus autores.

Puede no gustarte, pero no puedes detenerlo

Cada vez que alguien resuelve un problema de forma inteligente e innovadora, la nación de los mediocres entra en pánico. Si hay algo que un mediocre no tolera, es la mejora. La innovación lo deja desnudo, expuesto al ojo despechado e inquisidor que otrora perdonaba todo.

Una vez, en Paris, cometí el error de probar dos quesos muy buenos de postre, desde entonces mi paladar no perdona al otrora insigne camemberg Colún del supermercado: mi paladar aprendió a discriminar por la experiencia.

Y el paladar de los transeúntes aprendió a discriminar por la experiencia, como quien migra del Gato Negro al Montes Alpha Gran Reserva.

Ya no quieren rogarle a un chofer displicente que, en un acto de misericordia, los lleve a destino a pesar de ser tan solo una carrera de $2.000. Probaron lo bueno y ahora detestan, con despecho, el taxímetro arreglado, el regaettón estridente, el interior maloliente a tardes de Santiago Centro.

Gómez-Lobo, quien presumo un demócrata, olvida a los millares de ciudadanos a pie que gozan, como gozan los pequeños pobladores en verano con el grifo abierto, del nuevo estándar refrescante del transporte en App. Y olvidándose de los millares de ciudadanos a pie que votaron por su Gobierno, inclina su corazón maternal a una agrupación de corte sectario que hoy rompe vidrios y apedrea a quien tenga tan solo aspecto Uber.

La Uberización es un fenómeno y no puedes detenerlo

Uber no se trata de taxis, se trata de colaborar sin intermediarios. Toda innovación le quita poder a un burócrata que financiamos con nuestros impuestos. Cada vez que Ud. compra algo en una tienda, el 19% de ese monto va a financiar el temperado y acolchado asiento de un burócrata quien, como un mosquetero leal a su Majestad La Ineficiencia, empuña hidalgo su timbre para autorizar un nuevo documento.

Ahora la tecnología le quita el timbre y con él, se desvanece el pequeño chateau que preparó para sí, después de décadas de hacer lo mismo en el mismo lugar, con el mismo timbre, el mismo formulario y viendo envejecer a los mismos inamovibles compañeros de trabajo.

Rutina centenaria, solo interrumpida por una que otra huelga planificada para obtener un bono de fin de conflicto, la excusa perfecta para comenzarlo.

Estos neo-dartagnanes del engranaje fiscal, han tenido la increíble capacidad de reproducirse como conejos en poco tiempo. Al punto de conseguir una explosión burocrático-demográfica de 70.000 nuevos asientos recolchados o también llamados, puestos de trabajo.

Como es de esperar, Gomez-Lobo, en la mira de los círculos jacobinos del poder, está amenazado por sus bases que se sienten amenazadas por la incipiente uberización del transporte.

En este sentido, ¿qué pasaría si esto se extiende a las fotocopias? ¿Y a los timbres? ¿Y a los trámites? ¿A los contratos? ¿A los acuerdos? ¿A los servicios entre empresas?

La uberización es sencillamente el instinto natural de la colaboración sin trabas. De aquí, cualquier cosa puede pasar. En las relaciones interpersonales, Tinder es hijo ilegítimo de la uberización (pero hijo al fin y al cabo). Imagine los alcances del fenómeno si lo extrapolamos a otros ámbitos de la vida diaria, como la alimentación.

¿Qué pasaría si no puedes detenerlo?

Si los millones de oficinistas que se alimentan de hot dogs cada día deciden almorzar en la casa de un vecino por $3.990, ¿qué pasaría?

Imagine que ese vecino decide dar almuerzo de lunes a viernes a diferentes oficinistas desconocidos. Pero debidamente registrados en una App. Lo natural es que ese hipotético emprendedor no se preocupe del SESMA, ni de la municipalidad, ni del SII.

No dará boleta, no pedirá permisos sanitarios ni recibirá inspectores de ninguna especie. Tan solo hará 20 almuerzos en turnos de 10 en su comedor y vivirá dignamente del ingreso que la nueva App le otorgue.

A punta de Quix, desinfectante y toalla de papel mantendrá limpio el lugar del almuerzo. Incluso pondrá una pantalla plana de fondo, con programación de Netflix. Será tan eficiente y pulcro que conquistará por la vía del mérito, la preferencia de los comensales.

Perderían poder los inspectores municipales y sus secuaces. El arquitecto de la municipalidad ya no tendría que supervisar los planos que se exigen para… agregar un lavamanos.

El Estado y la Uberización

La uberización amenaza el jugoso botín del Estado y los cargos y funciones de los burócratas que odian el mérito y aman “el derecho”.

Y eso, para los amantes del Estado que todo lo ve, es un mal en sí mismo y un asunto que debe ser analizado por el comité intergaláctico de sabios que asesora al Ministerio.

No vaya a ser cosa que a alguien más se le ocurra innovar y conectar personas sin intermediarios.

El problema, sin embargo, es que puede no gustarles, pero no puedes detenerlo.

Por último, si eres un gerente a cargo de un equipo de ventas y realmente quieres que tus vendedores mejoren, podemos ayudarte.

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Autor

Jorge Zamora
Escritor de los libros "Los 7 Pecados de los Ejecutivos de Venta" y "Edumarketing". Presentador del podcast de estrategias de venta y marketing B2B "El coach". Asesor de compañías en sectores como maquinaria, servicios y tecnología. Columnista y conferencista.

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Fecha

15/04/2016

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